Les invito a que examinemos los siguientes argumentos y hechos:
1. El cristianismo histórico, al igual que sus hijas, se ha ideado de su propio corazón ‘un sistema de adoración’ totalmente contrario a la Torá y ‘al Tabernáculo de David’.
2. El cristianismo histórico, al igual que sus hijas, han rechazado la Torá (denominándola «Antiguo Testamento») como la única Escritura rectora y guiadora. Han añadido a la Torá un “nuevo documento rector y obligante para sus adeptos” (el “Nuevo Testamento” o “Código real”, o como lo quieran llamar), y que les sirve de “brújula” para interpretar correctamente la Torá.
3. Han erigido «doctrinas», «dogmas», «mediadores», etc., como su novedosa manera de rendir culto al Eterno. Todo un plan macabro y estratégico para alejar a los hombres y mujeres de la verdadera vinculación con el Creador.
4. Al colocar nuevos dioses, maneras de servir al Eterno, intentan establecer e implantar un nuevo sistema sacerdotal (sacerdotes del nuevo pacto, siervos de la gracia, o lo que los mesiánicos llaman “rabinos del nuevo pacto”, los “Jajamim” de la gracia, entre otras aberraciones más). Han declarado muerto el verdadero Sacerdocio (el de los Kohanim) y han sustituido el verdadero Servicio al Eterno por un “Sacerdocio” estrictamente pagano, inventado de su propio corazón, con raíces egipcias, persas, romanas y griegas.
5. El cristianismo histórico, junto con todas sus hijas, han cambiado las fechas de las Festividades establecidas por Dios en la Torá, y se inventaron su propio calendario de adoración y sus propias “Festividades” espirituales. Los mesiánicos y netzaritas alegan que celebran las Festividades del Eterno y en sus fechas indicadas, sin embargo, al mezclar dichas Celebraciones con los elementos extraños de Yeshu (Jesús) hace que su “Servicio” sea del todo detestable e inmoral. ¿Dónde anuncia la Torá que las Festividades del Eterno llegarían a mezclarse con la supuesta “obra redentora” de un “Mesías”, el “hijo de Dios”, que sería reconocido como “el salvador de Israel y del mundo”?
6. El Cristianismo histórico, al igual que sus hijas, al introducir nuevos dioses, nuevos sistemas sacerdotales, nuevos paradigmas de adoración, nuevas Festividades y fechas de adoración, han introducido, por consiguiente, nuevas costumbres y nuevas formas de celebración, del todo extrañas al corazón del Eterno. Esto representaba un directo rechazo a Dios, a la Torá y a la forma de adoración establecida por David y aprobada por el mismo Eterno. Esto descendientes de Esav (Esaú) lo que demuestran con sus prácticas es su rechazó ‘de la herencia espiritual dada por el Eterno a todo Su Pueblo Israel’, es decir, manifiestan su anti-judaísmo y su rechazo de la Torá.
7. Han mezclado el sistema idolátrico de Egipto, Persia, Roma y Grecia (el faraón como rey, vidente y sacerdote) con la forma de adoración establecida por Dios para Su pueblo Israel. Esto está claro cuando vemos a los teólogos diciendo y enseñando que Yeshu (Jesús) es Sacerdote, Rey y Profeta, que el culto Levítico (a cargo de los Kohanim) ya terminó y que el Mesías lo es todo y lo hace todo en todos. Como ven, idolatría total, pues reemplaza al Eterno del centro de nuestro Servicio y anula el propósito de Dios para los Kohanim, sus verdaderos Sacerdotes.
Nosotros, los gentiles justos, debemos entender con claridad que el Eterno nos ha ordenado siete leyes que son el fundamento sobre el cual debemos levantar una sociedad justa y plena en cuanto a desarrollo, progreso y prosperidad integral se refiere. Por lo tanto, no nos está permitido implantar o reinventar un sistema de adoración o culto que resulten extraños al estilo de vida noájido (estilo de vida que Él mismo Creador le entregó a nuestro padre Noaj y a sus descendientes). Por lo tanto, ligarnos a una forma extraña de adoración, o inventarnos una, es una violación de ese Pacto. ¿Cómo saber que el Pacto que el Eterno formalizó con Noaj y sus descendientes sigue vigente? ¿No vemos, acaso, el Arco Iris cómo se despliega y brilla en medio de la naturaleza? Esta es una de las más fehacientes pruebas que demuestra que el Pacto noájido sigue vigente y presente y que es nuestra responsabilidad mantenerlo vivo, encendido e inviolable.
Asimismo, debemos reconocer que Israel es el pueblo eterno de Dios, que el Pacto que el Eterno concertó con ellos sigue activo, inviolable y que será perpetuo. Igualmente, debemos reconocer que Israel ha sido llamado a ejercer funciones de Sacerdocio con un alcance universal, conforme lo atestiguan la Torá y los profetas de la verdad, y nosotros, los noájidas, los gentiles justos, somos llamados a colaborar con Israel en la rectificación de la rueda de la Creación. Una Misión de vida y justicia llevada a cabo en conjunto, pero sin mezclar identidades ni funciones.
Pongamos las cosas en su sitio…