Rabí Yosef Izjak Shneerson(bendita sea su memoria),el sexto Rebbe de Lubavitch , un hombre que con su carácter enseñó como trascender los límites personales y aprovechar cada segundo aun en los momentos más difíciles, como los fueron los de los dominios de zar y la segunda guerra mundial; siempre exigiendo el máximo de cada uno de sus seguidores; la palabra suficiente no existía en su vocabulario y eso lo llevo a seguir llenando de fuerza y energía a una potencia espiritual mundial como lo es Jabad Lubavitch. Decía que uno cuando va a enseñarle a alguien no debe ponerse a planear mucho las cosas, pues este mundo ahoga a las personas y si tú ves a alguien ahogándose no puedes ponerte a planear como salvar a esa persona, pues el tiempo es sumamente importante, por lo tanto insistía en enseñar, guiar, sembrar sin esperar ni planear mucho; pues algo que se enseñe hoy le puede salvar la vida a alguien en el mundo futuro.
Se cuentan cientos de historias de cómo su sabiduría, su inspiración y sus milagros ayudaron a cientos de personas a superarse y crecer; entre tantas quiero compartir una que me ha gustado personalmente mucho:
Era el verano de 1896, el y su padre paseaban por los campos de Balivka, una aldea cerca de Lubavitch. El grano estaba a punto de madurar, el trigo y las hierbas oscilaban suavemente en la brisa.
Su padre le dijo: «¡Vé la Divinidad! Cada movimiento de cada tallo y hierba fue incluido en el Pensamiento Primordial en creación de Di-s, en Su visión holística de la historia y está guiada por la Providencia Divina hacia un propósito de Divinidad.»
Entraron al bosque. El Rab absorto en lo que había escuchado, excitado por la apacibilidad y la seriedad de sus palabras, pasó junto a un árbol y distraídamente arrancó una de sus hojas. Sosteniéndola un rato en sus manos, siguió caminando pensativo, rasgándola en pedacitos y lazándolos al viento.
«El Santo Ari» dijo su padre, «dice que no sólo cada hoja de un árbol es una creación investida con hálito Divino, creada para un propósito específico dentro de la creación de Di-s, sino también que dentro de cada una de las hojas hay una chispa de un alma que ha descendido a la Tierra para encontrar su corrección y propósito.
«El Talmud,» continuó, «enseña que un hombre siempre es responsable de sus actos, despierto o dormido. La diferencia entre la vigilia y el sueño radica en las facultades internas, su intelecto y emociones. Las facultades externas funcionan igualmente bien en el sueño, sólo las facultades internas están confusas. De esta manera, los sueños se nos presentan con verdades contradictorias. Un hombre despierto ve el mundo real, un hombre dormido no. Ésta es la profunda diferencia entre la vigilia y el sueño: cuando uno está despierto ve la Divinidad; cuando está dormido, no.
«No obstante, nuestros Sabios sostienen que el hombre siempre es responsable de sus actos, despierto o dormido. Hace un momento hablamos de providencia Divina y sin pensarlo, arrancaste una hoja de un árbol, jugaste con ella, la cortaste en pedacitos y tiraste al viento.
«¿Cómo puede uno ser tan cruel con la creación de Di-s? Esta hoja fue creada por el Omnipotente con un propósito específico y está imbuida con la energía Divina de vida. Tiene un cuerpo y tiene su vida.
Hoy 10 de Shvat, recordamos el día en que su alma dejó los límites físicos y se volvió mas real de lo que ya era.
Para nosotros los noajidas este gran hombre nos es poco concocido o desconocido totalmente, pero los miles de alumnos que han vivido y viven con sus enseñanzas y las de sus alumnos y maestros, ven en el noájida un rol sumamente importante en el mundo y en la sociedad actual, al punto de sentir la necesidad de que el noajida debe aprender y alimentarse espiritualmente constantemente. Al punto de que inclusive el Rebbe Menajem Mendel, quien fue el sucesor de el Rab del que hablamos, y que tambien celebra hoy su aniversario de liderazgo, hizo una campaña llamada 7 para 70, exclusivamente para noajidas y tambien logró que el congreso de los Estados Unidos aceptara las 7 leyes noajidas como los cimientos de la sociedad y que se empezaran a enseñar en las escuelas públicas.
Que la memoria y los logros de estos grandes maestros nos ayude a acelerar la venida del santo Mashiaj pronto.