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Un código moral, para toda la humanidad

Somos partícipes y a la vez testigos de un nuevo clima emergente. En los últimos años apenas, los cambios radicales han barrido al mundo, mientras regímenes represivos cedían paso a una atmósfera de creciente conciencia moral en la esfera social y pólitica internacional.
Estas transformaciones son las que convierten a nuestro tiempo en uno oportuno para reflexionar acerca de las dinámicas de estos cambios y derivar así el estímulo e instrucción de cómo lograr mayores y más plenos efectos en estas áreas.
Al explicar el cometido de la Creación, nuestros sabios manifiestan que Di-s, la Esencia de todo bien, creó el mundo como resultado de Su deseo de hacer bien.Tal como lo expresa el Salmo 145: “Di-s es bueno hacia todo, Sus misericordias están sobre todas Sus obras”, la Creación del universo fue una manifestación Divina de Bondad.
El universo y todo ser vivo es receptor y objeto de la bondad de Di-s, como expresamos en la plegaria de gracias luego de las comidas: “Bendito eres Tú, Di-s… que en su bondad provee sustento a todo el mundo, con gracia con bondad y con misericordia”.

Todo lo que sucede en el mundo, inclusive aquellas cosas que en apariencia son perjudiciales- como por ejemplo los desastres naturales-, deben tener, en última instancia, un carácter de bien.
Análogamente, la tendencia al mal dentro del ser humano, cuya alma en realidad desea hacer el bien, no es más que un “mecanismo” de diseño Divino para permitir el Libre Albedrío. Pues si Di-s hubiera creado un mundo que fuera total y exclusivamente bueno – sin necesidad de esfuerzo por parte de la humanidad para conseguirlo- el logro del bien tendría poco o ningún valor.

A la luz de lo mencionado, es importante percatarse de que en la lucha del individuo con el mal – tanto en el “gran mundo” como en el mundo interior de cada hombre – el método de “ataque” no debe ser de confrontación, sino uno que recalca el bien intríseco en cada ser humano y en el mundo, y al hacer aflorar lo positivo a la superficie, el mal es superado por el bien hasta que eventualmente desaparece por completo.

Aunque Di-s creó al mundo concediendo a sus habitantes la libertad de elección entre el bien y el mal, El nos ha dado las herramientas y las instrucciones necesarias para estimularnos a elegir el bien: un Divino código moral, que data de épocas anteriores a cualquier código humano, el único que tieneuna aplicación atemporal y universal para el logro de una sociedad buena y moral.

Este código Divino, que es conocido como “Las siete leyes de Noaj”, o Código Noájico, establece una definición objetiva de “bien”, una que se aplica a todos los pueblos.Pues como la historia reciente lo ha evidenciado, un sistema moral que se sostiene sobre las bases de ideas humanas de bien, es relativo, subjetivo y esencialmente poco persuasivo. Tanto educadores como agentes legales han podido comprobar que ni la intimidación ni la amenaza de un castigo puden desarrollar en el hombre un sentimiento profundo de responsabilidad moral. Este solo puede generarse a traves del conocimiento, la educación de que hay “un ojo que todo lo vé y un Oído que escucha”, frente a los cuales todos los hombres deben rendir cuenta de sus actos.
Este código fue entregado a Noaj (Noé) y sus hijos luego del Diluvio, para garantizar que la humanidad no habría de degenerarse nuevamente como la civilización prediluviana que provocó su propia destrucción.
El Código Noájico fue más tarde incorporado a la ley mosáica, la Torá, dada a Moises en el monte Sinai. Y una de las tareas que se encomendó al pueblo de Israel en Sinaí era la de educar y estimular la observancia de estas leyes entre los pueblos.
Durante gran parte de la historia, las persecuciones que sufrieron los judíos y sus observancias religiosas, hicieron díficil esta tarea.
La tolerancia religiosa contemporanea, y las aspiraciones de libertad mayores por parte de las naciones, nos conceden una oportunidad única para perfeccionar la difusión másiva de estas leyes.
Pues es por medio de la adherencia a estas leyes, que son por sí mismas expresión de la bondad de Divina, que toda la humanidad puede unirse y mancomunarse en una responsabilidad común con su Creador. Esta unidad promueve la paz y la armonía entre todos los pueblos, logrando de esa manera el objetivo supremo del bien. Como dijera el salmista: “Cuán bueno y placentero cuando los hermanos moran juntos en unidad!”.

Fuente: Jabad Lubavitch Argentina

Hablando de las Siete Leyes (parte 2)

Por Carmen Hermoza y Juan Mayorga

Como mencionamos en la parte 1, un requisito básico para poder presentar ante otra persona el conocimiento de las Siete Leyes Universales es apreciarlas en su real dimensión, con su belleza, flexibilidad, sensibilidad, racionalidad y tolerancia. Más aún, si quien habla sobre el Código Noájico es (él mismo) un gentil observante, entonces es indispensable un par de ingredientes adicionales que son esenciales:

  • un orgullo sano por su propia observancia;
  • un dominio apropiado sobre el tema.

Si usted no tiene estos dos ingredientes – quizá porque es muy reciente su apego a las Siete Leyes o porque está «enganchado» todavía con la idea de hacer la conversión al Judaísmo, no sufra por verse imposibilitado de presentar con efectividad el legado de Noaj a sus parientes, vecinos, amigos, etc. Nadie se va ir a algún (inventado) infierno, ni se va a perder. Estos son conceptos cristianos y no tienen nada que ver con el Monoteísmo. Ocúpese primero de lo que le corresponde a usted y luego, con el tiempo y si Dios lo permite, usted podrá ayudar a otros. Cuando las aeromosas dan las instrucciones de seguridad para el vuelo, indican que «en caso de despresurización de la cabina caerán de la parte superior unas mascarillas conectadas a surtidores de oxígeno; póngasela con cuidado, asegúrese que funciona y entonces podrá ayudar a otros pasajeros». Seguir leyendo Hablando de las Siete Leyes (parte 2)

¿Cuándo crecemos?

Dice al comienzo de la Parshá Hazinu:
“¡Escuchad, oh cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca!
Gotee como llovizna mi doctrina; caiga como el rocío mi discurso, como viento de lluvia sobre el césped y como gotas de lluvia sobre la hierba.
Cuando yo mencione el nombre del Eterno, dad grandeza a nuestro Dios.
Aunque El sea la Roca (el fuerte) perfecta es su obra, porque todos sus caminos son justicia; Dios es fiel y sin iniquidad, justo y recto es El.”
(Deuteronomio/Devarim 32: 1-4)

Moisés habla a los hijos de Israel, y pone como testigos al cielo y la tierra, para que todo lo que a continuación sigue no sea un sin sentido más, una doctrina confabulada a manera de religión para encantusar adeptos y oprimir el alma. Moisés coloca al cielo y a la tierra como garantes de la doctrina revelada en Sinaí, de la Tradición custodiada fielmente.
Moisés, pide que su doctrina permee en los corazones de un Israel novato, de un Israel creyente en la Unidad y Unicidad de D’, pero un tanto terco para asumirse como Unidad separada del resto de las naciones, con el fin superior de ser Sacerdote del Altísimo, toda una nación de lumbreras que fueran la guía del mundo, que no anduvieran detrás de caprichos nacionalistas, sino que su patria, tal como la de los levitas, no fuera específicamente geográfica, aunque los límites para su propia supervivencia humana ya hubiesen sido prometidos por Hashem a Avraham mucho tiempo antes, desde el Mar Mediterráneo, hasta más allá de los confines del Mar Muerto.
Moisés pide a los cielos y a la tierra que no sea chocante al pueblo elegido la Tradición, que sea una rica sensación de bienestar, de calma, de aceptación, que empape lentamente y con suavidad cada resquicio del alma de quienes contrayeron tamaña responsabilidad.
Moisés pide, de forma imperativa, que sólo al Eterno sea dada gloria, porque sólo aquÉl que no fue creado, que no es material, y por tanto está fuera de nuestro raciocinio, aquÉl que Es desde siempre y por los siglos de los siglos, que no tiene límites temporales, que no tiene accidentes, y por tanto es un Concepto Único y sin parangón alguno, aquÉlla Fuente Primigenia de Vidas, el Río del cual fluyen los cuatro ríos del Edén, el Árbol de Vidas, la Espada Fulgurante que guarda el Camino al Paraíso, el Rey del Universo, el Inefable Nombre, la No-Materia, el No-Creado, el Creador, Dios de las huestes, Todopoderoso, Grande, Santo y Roca Fuerte, Fortaleza de Salvación, Uno y Único, sólo Él merece el elogio de Su Creación, la alabanza constante, la alabanza con el Don que proviene de Él, La Palabra, y con nuestro propio desarrollo, La Acción.
Moisés le dice a su pueblo que quien sea justo, quien tenga dicha en su vida y dé dicha a la vida de otros, quien construya Shalom, quien haga justicia perdurable, quien camine en rectitud, quien acepte sus limitaciones, pero todos los días trate de corazón enmendarse y quien colabore en hacer de su entorno un lugar verdaderamente apacible, armónico, que sea sustentable y dé sustento está en el Camino a la Verdad. Quien reconozca que sólo hay Uno que es más que todo, quien reconozca que cualquier otra cosa no merece sino el apelativo de vanidad, quien reconozca que no hay labor más provechosa que apartar el ego y dar de sí en la construcción del Shalom, sin perder la claridad en la acción; quien haga de su propia vida la Voluntad dEl que le creó, sólo ese está haciendo méritos en el camino a reconocer la verdadera fuente de aguas vivientes, sólo ese está haciendo méritos en el sendero de la luz, sólo ese practica la Justicia.
Pero, ¿cómo se cuándo estoy siguiendo la Voluntad del Padre?
Dice en la Parashá Nitzavim:
“Porque este mandamiento que te ordeno hoy no te es encubierto ni está lejos de ti;
no está. en el cielo para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos lo traerá, y nos hará oírlo para que lo cumplamos”
Ni está más allá del mar para que digas: ¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar y nos lo traerá, y nos hará oírlo para que lo cumplamos?
sino que la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la pongas por obra.”
(Deuteronomio/Devarim 30: 11-14)
Es decir: No creas que la Justicia es una legislación para seres superiores que puedan apartarse radicalmente de este mundo material, elevándose en las esferas celestes. No está fuera de nuestro alcance, no se encuentra en los cielos ni más allá del mar. No hay que ir lejos para encontrarlos, están en nosotros mismos, en nuestra boca, en nuestro corazón. La Torah no se dirige en manera alguna a seres angelicales, divorciados totalmente de lo material. Algunas religiones sostienen que sólo matando la materia se puede servir a D’; La Torah dice que, únicamente encauzando la materia, dirigiéndola, sin matarla. Por ello la Torah no es un tratado de leyes espirituales, de ciencias ocultas o de prácticas místicas, al estilo monástico, sino de preceptos humanos dedicados al hombre y “sólo al hombre”. No hay que servir a D’ con ascetismo y tristeza, sino por el contrario, éstos constituyen faltas que denotan un desconocimiento total del espíritu de la Torah.
La Torah no depende en modo alguno de la civilización en que se halla, ni es producto de determinada cultura o función de diversas épocas y circunstancias. Es la materialización eterna de los principios espirituales que permanecen constantes a través de las edades. Guiarse por ella no significa retroceso o reacción, sino al contrario, un progreso hacia la total realización de sus fines: “el reino del Eterno en la Tierra”. La Torah exige de nosotros no concesiones parciales, sino entrega íntegra y total. No basta con que la palabra de Dios esté siempre en tus labios y las oraciones en tu lengua. No cumple el hombre toda su misión sino por intermedio de los preceptos; no puede el hombre disociar las actividades mentales de su realización práctica. También en su aspecto moral debe permanecer íntegro, pudiendo decir: la felicidad mía, de mi pueblo y de la humanidad entera, dependen de mí. Otra interpretación del Midrash sobre los mismos versículos (l1-14) dice que la ciencia sagrada no reside en las personas, cuya vanidad sube hasta los cielos y sobrepasa el océano. El verdadero sabio no conoce el orgullo; sabe que su ciencia e inteligencia no alcanzarán jamás el infinito y lo absoluto, y que el conocimiento de la Ley Sagrada sólo puede residir en las personas modestas.
Así pues se es justo, apartándose de toda creencia religiosa, alejándose de todo vínculo con deidades materiales, con objetos creados, con astros que podemos ver, que si bien determinan un arquetipo, pueden llevarnos a hacernos un estereotipo, enajenándose de asuntos místicos que no tratan lo concreto, lo que produce frutos, no estudian la eliptica ni los movimientos de recesión y precesión las plantas, sólo disponen de éstos elementos en su beneficio y en el beneficio del resto de la creación, no se angustia el león cuando no consigue qué comer, descansa y reemprende la búsqueda, no hiere la madre a los hijos, ni la nueva camada a la vieja sin que ésto tenga una razón de ser. El género humano, perfecto por ser hechos a imagen y semejanza de Él, menos que menos puede actuar de manera visceral a la hora de ser humano.
No está arriba, ni en la tierra, ni en el mar, ni en elementos que nos son útiles la Salvación/Trascendencia, está en nuestros actos, en nuestra boca, en nuestro corazón, dentro de nosotros, no llega por medio de sangre de intermediarios, ni por salidas del sol cada mañana, ni por fases lunares, ni ciclos de equinoccios, ni avances tecnológicos, ni descubrimientos arqueológicos, ni dogmas misticos y herméticos, ni fluctuantes y muy emotivos actos de culto, no está en cenas festivas ni en celebraciones, todos estos “accesorios” son lo que en el Génesis dice:
“Y dijo Dios: Haya luceros en la expansión de los cielos para apartar el día de la noche, y sean por SEÑALES, y por plazos, y por días y años;”
(Génesis/Bereshit 1: 14)
Nada más, sólo esa es su utilidad, mientras que la nuestra es inmensa, a nosotros no es propio el cultivar todo lo que D’ creó para ser cultivado, a nosotros nos es propio descubrir cada rincón del vasto universo, no para gloriarnos en nuestra ciencia, sino para dar constante reconocimiento a nuestra finitud, a nuestra pequeñez, y así sim embargo a nuestra inmensa responsabilidad de custodiar todo lo que es más grande que nosotros mismos, a nosotros nos es propio vernos como imperfectos, por no ser sujetos de un rítmico y contínuo ciclo de re-Creación, y perfectos por estar a cargo de todo aquello que hizo D’ para hacer.
En el principio, dice el Génesis:
“Y la tierra estaba vana y vacía, y (había) oscuridad sobre la faz del abismo, y un espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.”
Éste espíritu, procedente de D’, que se “Separaba” de Él sobre la faz de las aguas, es el futuro aliento de vida que introduciría el Creador por las narinas del Adam, el primer ser humano, así pues, somos emanación de la Fuente de Vidas desde antes de la Fundación del Mundo, y luego vinimos a cumplir la única, pero valiosisima misión, de ser “pastores” del mismo, custodios y co-jueces con Él de todo lo Creado. Es Inmensa la Gloria que por esto merece el Altisimo, y es riquísima la Sabiduría que todo ésto ideó, y que cada día re-Hace.
Crecemos, entonces, cuando aprendemos que nuestro tránsito es valioso, y que no hay una vida llena de dificultades para crecer, sino que esas dificultades las hacemos nosotros, que el primer tropezadero somos nosotros y que todo cambia cuando así lo decidimos.

Reglamentos de los mandamientos

El Eterno ordenó en Su Torá 613 mitzvot -mandamientos- para la nación judía.
De éstos, hay 66 que son reglamentos que debieran respetar los hijos de las naciones, los noájidas, pues son derivaciones de sus Siete Mandamientos Fundamentales.

Es una lista elaborada por el Dr. A. Lichtenstein a partir de la codificación legal de Maimónides.

Primer fundamento: No idolatría

  1. Prohibido pensar en la posibilidad de que exista una deidad que no sea Dios, el Uno y Único.
  2. Prohibido hacerse, o mandar a hacer, cualquier imagen con fines de adorarla.
  3. Prohibido hacer ídolos para uso de otros.
  4. Prohibido hacer cualquier escultura (de las vedadas), aunque no sean expresamente con fines idolátricos.
  5. Prohibido jurar por cualquier falsa deidad, ni adorarla, ni ofrendarle cualquier cosa, ni realizar ningún ritual religioso frente a un ídolo, incluso aunque no sea el acto habitual de adorarlo.
  6. Prohibido adorar cualquier idolatría de acuerdo a sus ritos corrientes.
  7. Prohibido sacrificar a los hijos en honor a las deidades.
  8. Prohibido la práctica y consulta de Ov.
  9. Prohibido la práctica y consulta de Iddoni.
  10. Prohibido recurrir a cualquier cosa idolátrica, sea de palabra, pensamiento, acción o cualquier otra cosa que pueda inducir a apartarse de Dios.

Segundo fundamento: No blasfemar

  1. Reconocer la existencia del Eterno.
  2. Reverenciar a Dios.
  3. Rezar a Dios.
  4. Santificar el Santo Nombre de Dios.
  5. Prohibido execrar el Santo Nombre de Dios.
  6. Estudiar las partes permitidas de la Torá.
  7. Honrar a los sabios de la Torá, y respetar a los maestros propios.
  8. Prohibición de maldecir (proferir insultos).

Tercer fundamento: No robar

  1. Prohibido hurtar (en secreto).
  2. Prohibido robar (abiertamente).
  3. Prohibido usurpar.
  4. Prohibido estafar (mentir).
  5. Prohibido negarse a pagar lo que se adeuda.
  6. Prohibido cobrar de más.
  7. Prohibido codiciar.
  8. Prohibido desear con ánimo negativo lo que es de otro.
  9. Permitir al obrero comer de los frutos de su labor, cuando se dan determinadas condiciones reglamentadas.
  10. Prohibido para el obrero comer de los frutos de su labor, cuando las condiciones no lo habilitan.
  11. Prohibido para el obrero llevarse los frutos de su labor, deben ser ingeridas en el lugar de trabajo.
  12. Prohibido secuestrar.
  13. Prohibido usar falsos pesos y medidas.
  14. Prohibido poseer falsos pesos y medidas.
  15. Se debe ser exacto en el uso de pesos y medidas.
  16. El ladrón debe devolver, o pagar por, lo que ha robado.

Cuarto fundamento: No asesinar

  1. Prohibido asesinar a cualquier persona (asesinato NO es lo mismo que matar o ajusticiar).

Quinto fundamento: No relaciones sexuales ilícitas

  1. Prohibido copular con la madre.
  2. Prohibido copular con la hermana.
  3. Prohibido copular con la esposa del padre.
  4. Prohibido copular con la esposa de otro hombre.
  5. Prohibido copular un hombre con un animal.
  6. Prohibido copular una mujer con un animal.
  7. Prohibido mantener relaciones homosexuales masculinas.
  8. Prohibido mantener relaciones sexuales un hombre con su padre.
  9. Prohibido mantener relaciones sexuales con el hermano del padre.
  10. Prohibido ponerse en cualquier situación que pueda derivar en un acto sexual prohibido.

Sexto fundamento: Establecer cortes de justicia

  1. Designar jueces y oficiales de justicia en cada una de las comunidades.
  2. Tratar con igualdad a los litigantes.
  3. Indagar diligentemente en el testimonio de los testigos.
  4. Prohibido proceder maliciosamente contra alguno de los litigantes.
  5. Prohibido que el juez reciba regalos o sobornos de los litigantes.
  6. Prohibido que el juez honre a uno de los litigantes en juicio.
  7. Prohibido que el juez actúe movido por el temor a uno de los litigantes.
  8. Prohibido que el juez llevado por su compasión favorezca a un litigante pobre.
  9. Prohibido que el juez discrimine a un litigante porque sea un pecador.
  10. Prohibido que el juez, llevado por su debilidad, no imponga las penas justas y apropiadas.
  11. Prohibido que el juez discrimine contra el extranjero, el desamparado o el huérfano.
  12. Prohibido que el juez oiga la declaración de uno de los litigantes en ausencia del otro.
  13. Prohibido designar a un juez con reconocida ignorancia de la ley.
  14. Prohibido incriminar bajo evidencia circunstancial.
  15. Prohibido castigar por delitos cometidos bajo coerción.
  16. La corte es la capacitada para administrar la pena capital.
  17. Prohibido que la ley sea tomada bajo propia mano, vengarse.
  18. Obligación de prestar testimonio en la corte.
  19. Prohibido prestar falso testimonio.

Séptimo fundamento: No comer partes de un animal con vida

  1. Prohibido comer partes de un animal que esté con vida.
  2. Prohibido comer partes de un animal que haya sido matado por otro animal.

Estos son los 66 mandamientos de la Torá para los judíos que debieran ser tomados como reglamentos por los noájidas.
Sin embargo no se agotan en esta lista.
Pues los noájidas pueden y deben asumir compromisos sociales expuestos en la Torá como mandamientos para los judíos, ser solidarios, ser caritativos, ser conciliadores, amar al prójimo, respetar y honrar a sus mayores, cuidar la naturaleza, dar vida, criar hijos saludables, cuidar la salud, desarrollar el un mundo de paz e integridad, etc.

Es tu tarea, hermano noájida, encontrar la guía idónea de un maestro judío que te muestre la Buena Senda que el Eterno ha diseñado para ti, para que te sumes con conciencia y ánimo a la sociedad de los que somos constructores de Shalom.

Falsedades del Nuevo Testamento

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Resp. 127 – ¿Es necesaria la conversión al judaísmo?

Desde muy pequeña he tenido problemas con la religión estoy bautizada como católica que no la profeso siempre he buscado cual es mi rumbo he estudiado varias religiones, como evangelicos, testigos de jehova, etc. nunca me he sentido comoda con ninguno de estas y actualmente no sigo ninguna religion pero me gusta mucho la vida que lleva el judio las festividades la entrega fiel y de corazon a dios que no he encontrado en otras religiones motivo principal por el cual no me he sentido comoda en aquellas y creo que dios me ha guiado para que yo busque acerca del judaismo y a puesto en mi camino sin querer personas judias. Mi pregunta es ¿Es obligacion viajar a israel para poder convertirse al judaismo? ¿ es posible estudiar en el pais en el cual vivo?( chile)
¿Cuanto tiempo tengo que estudiar antes de la conversión?
Bueno de antemano agradezco las respuestas a mis interrogantes
Margarita

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Planos de «religiosidad»

Antes de comenzar, una advertencia.
Ya he enseñado en numerosas ocasiones que no existe algo así como «religión» judía (ni noájica), pero empleamos este término por una comodidad del lenguaje y no como una afirmación de que realmente haya «religión» judía (ni noájica).

En verdad el judaísmo es LA manera de vivir adecuada exclusivamente para las personas con identidad espiritual judía (sea por nacimiento de madre judía, o por haberse convertido al judaísmo formal y legalmente).

Así pues, el judaísmo es LA manera de vivir que corresponde a la esencia espiritual judía, y NO es una religión, ni una raza, ni una cultura, ni una moda, ni un club abierto.

De manera idéntica, el noajísmo es LA manera de vivir adecuada para los gentiles, pues tal es lo que el Eterno ha provisto como excelente para los descendientes de Noaj.

Dicho lo cual, pasemos al tema que nos compete en este momento, que es responder a esta pregunta:

¿cuál es la fuerza que adhiere a una persona a determinada religión?

Te aseguro que muchas de las cosas que te expondré a continuación, tú las sabes, o las presientes. Incluso, si eres sincero contigo mismo, te verás reflejado en alguna de las descripciones.

Como sabemos el ser humano está formado por cinco planos: físico, emocional, social, intelectual y espiritual.
Veremos cómo de acuerdo a cada uno de estos planos, existen motivos de afiliación a la religión.

Físico.
La persona ha nacido en determinada familia, en determinada confesión religiosa, que le es impuesta.
No se le da a optar, no se le inculca en elegir su religión, sino que se le somete a los dictados de la misma.
A la religión que pertenezcan los padres, se atará el hijo.
O la religión del padre «fuerte», será la religión del hijo.
Es una determinación férrea, sin espacios para dudas o cuestionamientos.
Te dicen: «somos cristianos», por ejemplo, y ya está. No se aceptan preguntas, ni críticas, ni pensamiento propio.

Otro motivo, dentro del plano físico, lo encontramos en aquellas personas que buscan su religión a partir de hechos concretos, que sean evidentes desde el plano material.
Así pues, están los que se han convertido a tal o cual religión por haber sido curados (supuestamente) de alguna enfermedad o dolencia, por ejemplo.
O los que abandonan la fe de sus antepasados por no encontrar evidencias físicas que avalen las doctrinas de la fe.
Pretenden validar o invalidar la religión con pruebas.

Emocional.
Se mantienen aferrados a la religión por temor a la reacción de familiares y conocidos, o peor, la que tendrá el pastor o clérigo a cargo de su comunidad.
O, son adeptos de su religión a causa de las amenazas de infiernos y tormentos que recibirán de convertirse en traidores por abandonar la religión, así como se les promete toda clase de beneficios por ser fieles a la misma.
Por supuesto que en este plano juega muchísimo la manipulación emocional, a la que gran número de personas se ven sometidos desde diversos ángulos.
Se repiten lemas y eslóganes, se cantan repetitivas cantinelas de reforzamiento, se emplean palabras claves para inyectar con más fuerza la influencia de la religión en la vida personal.
¿No es gracioso que cuando decimos «alelusha hermano», de inmediato pensamos en evangélicos?

El motivo emocional es, por tanto, el deseo de recibir gozo y rechazar el dolor, cosas que promete la religión a la cual se afilia.
He conocido varias personas que saltan de una religión a otra, un día son católicos, al siguiente testigos de jehová, al siguiente evangélicos, luego mesiánicos, y así hasta que encuentran o la paz que brinda el noajísmo, o alguna religión con fuertes hilos de manipulación, a la cual se abroquelan.

Social.
A causa de la presión social, no tienen más remedio que formar parte del rebaño de alguna religión.
Recientemente una persona noájida de Nicaragua me contó de las terribles dificultades que están sufriendo las personas que no se confiesan cristianas.
Algo similar me refirieron personas de otras zonas de América Latina, como de Colombia, Venezuela o Paraguay (entre otros).

A veces esta prisión/presión social está velada, no se manifiesta públicamente, pero se conoce, se siente y se vive de acuerdo a ella.

Intelectual.
La persona medita, analiza, estudia, indaga, critica, cuestiona, consulta, razona hasta que encuentra que la religión es saludable y provechosa para sí.
Conozco a varios noájidas, ex esclavos de las religiones, que han alcanzado su libertad a partir del uso de su intelecto, del ejercicio de sus facultades mentales. Muy a pesar de sus antiguos pastores y camaradas, estos noájidas se atrevieron a dudar, a investigar, a exponer sus dudas… y por eso fueron silenciados, humillados, degradados, excomulgados, etc.

Pero, tristemente la mayoría de las veces las personas usan su potencia mental al servicio de sus emociones, o de los mandatos sociales.
Entonces, inventan mil y una excusas, elaboran complejos dogmas incomprensibles, pintan fantásticos cuadros que hacen pasar por realidades, todo para mantenerse dentro de los marcos de su religión.

Por supuesto que usando el intelecto positivamente, podemos encontrar mil y un razones y demostraciones que indican a claras luces la pureza y verdad de la Torá, la exactitud de la Revelación en Sinaí, etc.

Espiritual.
La persona conoce lo que tiene para conocer de su religión, sabe datos, conecta con capacidad evidencias, razona que todo lo que ha recibido es bueno y justo.
Pero, da un paso más… confía cuando ya no tiene herramientas para conocer.

La confianza es el paso que supera al conocimiento, pero se sustenta en éste.
Así pues, desde este plano espiritual, la persona escoge ser parte de su religión.
No sigue cual oveja al pastor,
ni se deja apretar por el rebaño,
no busca huir de sus temores o hacer realidad sus deseos,
analiza, critica, estudia y conoce;
y especialmente,
confía.
Sin obsesionarse por encontrar respuestas allá en donde su mente no puede ingresar.

Es una persona con convicción, ha ejercitado sus facultades para no ser víctima de la fe ciega (que es algo emocional), ni sometida a los designios de otras personas (social o emocional), ni un corcho a merced de la tormenta de la incredulidad.

Hasta aquí esta breve descripción.
Te aconsejo que trates de encontrarte en alguno de estos planos, sé sincero contigo mismo.
Sería bonísimo si notas que te ligas a tu religión a través del plano espiritual (sin que esto entre en contradicción con el intelectual).
Por otra parte, si estás atado por los planos físico, emocional o social a tu religión, es hora de que te dediques a indagar en profundidad en los contenidos de este sitio para ir creciendo espiritualmente.

Quedo a tus órdenes.

Las cosas como son

Últimamente se está tejiendo una campaña para inducir a los judíos hacia la idolatría de Jesús.
Este plan orquestado desde poderosas esferas de poder económico y político no reparan en gastos ni en componendas para lograr sus perversos fines de genocidio espiritual.
Hay personas ingenuos y/o ignorantes que tropiezan y caen en estas sucias redes, y se pierden detrás de ese mortal veneno espiritual que es la creencia en Jesús, en cualquiera de sus centenas de variantes.
Debemos hacer lo que está a nuestro alcance para que esto no siga aconteciendo, para que prevalezca la verdad, la justicia y el bien.

Entre las mentiras que se están diseminando, se pretende blanquear la nefasta imagen del pecador Jesús, se le quita ("para las cámaras") el rótulo de deidad o de único salvador, para presentarlo en una versión "humanizada", cercana.
Se lo presenta como rabino, maestro o profeta, un verdadero héroe judío en contra del opresor imperio romano.
Se lo quiere vender como un luminoso líder popular, que fue incomprendido por estar muy avanzado para su época.

PERO, esta mentira encuentra un muro construido con VERDAD, que no permite que ni una mota de esa basura espiritual tenga siquiera visos de realidad.
Tenemos testigos y testimonios acerca del verdadero personaje Jesús, ese que vivió unos cien años ANTES del Jesús del cuento evangélico. El verdadero Jesús fue un infame pecador irredento, un insignificante personaje nacido de la lujuria infiel de su madre y por esto fue criado en rencor y malicia, lleno de odio hacia los judíos y el judaísmo, aversión a Dios y Su Ley. Este personaje real, sirvió como una pieza más en el terrorífico puzzle que armaron los creadores de los evangelios para dar figura a su dios, alrededor del siglo quinto de esta era.

Veamos el testimonio fidedigno que tenemos de fuentes ciertas, intachables, luego que cada cual juzgue:

"En la víspera de Pesaj colgaron a Ieshu el Notzrí, cuyo edicto de muerte había sido promulgado por el tribunal cuarenta días antes.
Éste fue el edicto: ‘Ieshu el Notzrí será lapidado por sus crímenes de brujería, incitación a la idolatría y corrupción espiritual y moral en contra del pueblo de Israel. Todo aquel que pueda presentar testimonios a su favor, que se presente para absolverlo.’
Pero nadie pudo presentar evidencias o testimonios a su favor, por lo cual fue cumplida su condena y ejecutado y luego colgado de acuerdo a la ley en la víspera de Pesaj
"
(TB Sanhedrín 43a)

No hay aquí un líder judío en contra de Roma.
No existe un complot en su contra, sino todo lo contrario, un intento de exonerarlo.
No hay traiciones ni mala fe del tribunal.
No hay romanos desparramando la sangre de un inocente, que luego fuera crucificado.
Lo que hay, es lo que hemos visto, que surge del único testimonio existente del personaje real.

Así es la cosa, no de otro modo.
Y lo siento por los apreciados lectores cristianos que lean estas líneas, pero la paz llegará al mundo por medio de la verdad, no de seguir ocultado o colaborando con el engaño.

Que haya paz.

Ganar una pelea

Si el problema es entre tú y yo lo arreglamos tú y yo. Queda prohibido hacer partícipes a otros o discutir en presencia de otros.

Cuando hay testigos en la disputa el ego crece, el orgullo se hincha, lo que se persigue no es la solución de un problema determinado sino demostrar ante los espectadores quién es más fuerte y dominante. Un testigo físico o mental nos motivará, sin darnos cuenta, a tratar de mantener cierta imagen y eso bloqueará la sencillez y la humildad indispensables para llegar a un acuerdo con quien realmente importa. Por experiencia de varios psicólogos, los tres principales factores que causan la desintegración conyugal son el alcohol, la infidelidad y la intervención de los familiares políticos.

El cariño y la lealtad son conceptos no negociables, por lo tanto queda terminantemente prohibido proferir amenazas terminales.

En toda relación humana que se pretenda duradera debe haber algo intocable, algo que no puede por ningún motivo entrar a la mesa de discusión: el cariño. La pareja podrá negociar cualquier cosa, pelear encarnizadamente por resolver las diferencias, pero siempre protegiendo bajo una campana de acero blindado el concepto de su amor; éste no se perjudicará con los resultados. Amenazas como "si no cambias me largo" o "te advierto que si no accedes nos divorciaremos" o "lo que dijiste acaba de matar mi cariño por ti", ocasiona que la discusión se torne peligrosamente terminal.

Queda prohibido tener actitudes extremas. Si la persona pierde el control, deberá alejarse, pero nunca realizar escenas que la hagan poco confiable para siempre.

Cuando a Einsten le preguntaron si existía algún arma para combatir la mortífera bomba atómica, él contestó que sí, que había una muy poderosa e infalible: La Paz. Todos los seres humanos poseemos un arsenal de alto calibre que por ningún motivo debe usarse con nuestros seres queridos. Esas armas son: gritar, golpear, insultar, romper cosas, maldecir, injuriar a los familiares del otro, azotar puertas, emborracharse, cometer adulterio, etc. Estos recursos hieren y hacen perder la visión de lo que se discute. Las partes se concentran en devolver sus lanzas con el único fin de lastimar al contrincante. Las actitudes extremas son como un veneno que daña la relación para siempre.

Se debe discutir una sola cosa a la vez.

Al enfadarse se pondrá sobre la mesa de combate solamente el asunto que haya causado la emoción negativa. Cuando no se sabe pelear es muy común comenzar reclamando un tema "A" y terminar disputando uno "Z" totalmente diferente, después de haber pasado por veintisiete incisos, todos ellos sin relación, unos hirientes, otros incoherentes, otros extremadamente añejos, pero todos esgrimidos para lesionar al contrincante y hacerlo sentir culpable de cuanto malo pasa entre ellos. Una discusión así no tiene ni pies ni cabeza; el asunto inicial se complica y se deforma al grado que la pareja se siente furiosa y el pleito no tiene solución.

Prohibido quedarse con cuentas pendientes; si algo no es lo suficientemente grave para discutirse en el momento, deberá tolerarse para siempre.

Al departir no deben traerse a colación asuntos que ya pasaron, que ya se discutieron y que no tiene ningún caso revivir. Hacer eso es como meter el dedo en heridas viejas. Si el asunto es grave se debe hablar con la persona lo que nos molesta y dejar bien establecido que por el amor que le tenemos estamos dispuestos a tolerarlo. Esa es la mejor estrategia para que un familiar cambie, la que se basa en la premisa de que aunque no cambie lo seguiremos amando. Al percibir eso él, a su vez, tarde o temprano también deseará darnos gusto.


Carlos Cuauhtémoc Sánchez ;  "La última oportunidad"

Resp. 104 – No al bautismo

Estoy muy nerviosa, angustia diaria. Desde niña me dijeron que por no estar bautisada tengo el demonio adentro. Yo me siento mal. No se si eso es verdad. Mi familia era catolica. Despues estuve con los testigos. Mi familia ahora es mesianica. Necesito su ayuda.
Erika Sanchez
Paraguay

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